Ramón Llamas, maestro

In memoriam 

 

El pasado sábado día 11 a las 6 de la mañana, falleció Ramón Llamas, padre de la hidrogeología moderna en España, maestro de generaciones de hidrogeólogos, creador y dinamizador de equipos de investigación, sin olvidar la ingente labor realizada a través de la Fundación Botín y su Observatorio del Agua o sus cientos de publicaciones científicas.

 

Cuando me enteré, a través de un correo de Emilio Custodio, pensé en escribir algo en mi blog de jubilado. Pero después del sentido y cariñoso mensaje, a modo de epitafio, de Emilio, poco quedaba por decir.

 

Por otra parte, su aportación a la hidrogeología, queda suficientemente descrita en el comunicado de la AIH-GE, en la reseña de la página web del Colegio de Geólogos y por la reseña que para la revista de la IAH han preparado Fermín Vilarroya y Pedro Martinez-Santos.

 

Pero me he dado cuenta de que Ramón Llamas ha estado en mi vida durante los últimos 58 años. Unas veces de forma muy directa y otras más esporádica, pero siempre presente. Y lo seguirá estando.

 

Conocí a Ramón en 1.963, cuando yo cursaba tercero de geológicas y él vino a darnos unas charlas (talleres se llaman ahora) sobre el manejo de la regla de cálculo. Opinaba con toda la razón, que no basta la mera descripción de un fenómeno sino que era preciso la cuantificación y el cálculo y que los geólogos andábamos escasos de herramientas. Todavía conservo aquella primera regla de cálculo que me regaló mi hermana Adela. Posteriormente y ya trabajando en Baleares para el Servicio Geológico de Obras Públicas (SGOP), se creó el Comité de Coordinación Interministerial, Ramón Llamas representó al SGOP en dicho Comité y fue mi jefe. Nunca actuó como un jefe al uso, sino como un maestro con su alumno, con mucha paciencia, por cierto.

 

Aprendí, aparte de hidrogeología, algunas cosas como huir de la “precisión ilusoria”. Se ponía nervioso cuando yo le decía que una determinada unidad hidrogeológica tenía unos recursos anuales de 14,57 Hm3, entonces él me decía: “o sea, entre 10 y 20”.

 

Aprendí que hay que saber “gestionar la incertidumbre” pero siempre desde la mejora del conocimiento, el rigor científico y la honestidad y nunca según los intereses de los políticos de turno o los grupos de presión, que muchas veces son los mismo.

 

Cuando el SGOP dejó su actividad en Baleares, yo pasé al Servicio Hidráulico de Baleares y posteriormente a la Administración Hidráulica de las islas. Seguimos viéndonos y charlando en numerosos congresos y jornadas y me invitó a diversas actividades del Observatorio del Agua de la Fundación Botín. Siempre aprendí de él y no sólo hidrogeología.

 

Recuerdo especialmente algunas “máximas” suyas. El cartelito que había en los despachos de su equipo del SGOP:

No lo diga, escríbalo

  No lo escriba, dibújelo

 

En una de sus clases en el curso de Barcelona, nos explicaba lo que hacían en el valle de San Joaquín y las barreras contra la intrusión, etc. (California). Y yo le dije: “Ramón, pero los americanos hacen esto porque tienen dólares”. Su respuesta se me quedó grabada: “Alfredo, yo creo que los americanos tienen dólares porque hacen esto”. A lo largo de mi vida laboral he comprobado que muchas veces, la falta de presupuesto no es más que una excusa para la desidia, la incompetencia o los intereses espúreos.

 

Recuerdo una intervención suya en la que refiriéndose a las grandes obras, como presas, dijo, llevándose la mano a la altura del corazón (¿o de la cartera?), “los ingenieros de la Dirección General de Obras Hidráulicas tienen una hormigonera aquí”. Muchos años después, cenando los dos en Palma, le pregunté si se refería al corazón o a la cartera. Me respondió con una sonrisa un poco irónica, muy típica suya: “no lo recuerdo”. De él aprendí lo que significa “beneficios marginales”.

 

En unas jornadas se suscitó el debate sobre si lo que hacían el SGOP y el IGME (Instituto Geológico y Minero de España), era investigación o no. Ramón nos ilustró con un ejemplo de hidrogeología subterránea:

 

      “Investigación básica o fundamental  ----> Ley de Darcy.

       Investigación aplicada ----> métodos de Jacob, Theis, etc.

        Investigación de desarrollo ----> aplicación de estos métodos a un territorio.

      Si están debidamente conectadas se retroalimentan entre sí.

     Pero en el fondo, sólo hay dos tipos de investigación: la bien hecha y la mal  hecha”.

 

He utilizado estas “máximas” cientos de veces en charlas, conferencias y entrevistas, por supuesto citando siempre la fuente, no por rigor académico sino porque para mí eran referentes.

 

Algunos de sus escritos más críticos de hace treinta años, cambiando las fechas, serían de plena actualidad.

 

Cuando me jubilé en el año 2.013, mis compañeros del servicio de Estudios y Planificación me regalaron esta página web. Emilio y Ramón hicieron un precioso prólogo. Espero ser digno de él.

 

Ramón y yo teníamos muchas diferencias ideológicas (o quizá no tantas) pero siempre tuve por él un grandísimo respeto, admiración y cariño, no sólo por sus valores científicos sino sobre todo, humanos.

 

Quiero despedirme de él apropiándome de unos versos de una canción de Jacques Brel:

            Adieu Ramón, je t’aimais bien

            Adieu Ramón, je t’aimais bien, tu sais

            On n’était pas du même bord

            On n’était pas du même chemin

            Mais on cherchait le même port

 

 

Alfredo Barón, Cabrera, marzo 2013
Alfredo Barón, Sierra de Cameros, La Rioja, 1967
"Yo siempre escribo a lápiz, las palabras en los ordenadores se las lleva un click" EL ROTO

 

 

 

 

Ésta página web es un regalo de jubilación para Alfredo Barón, de sus amigos.

Abril 2013.

 

 

 

 

 

Imagen portada: "Els Encantats, Pirineus."